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 Origen y fundamentos

El programa de Doctorado en Salud Pública se inició en 2002 con el propósito de fortalecer y actualizar la investigación en el campo de la Salud Pública en el país, formando investigadores y generando espacios de investigación colaborativa y transdisciplinaria entre unidades académicas que aborden temas de Salud Pública desde distintas perspectivas.

La creación del programa respondió a la Planificación Estratégica de la Escuela de Salud Pública, iniciada en 1999. En ese proceso se detectó una reducida capacidad de investigación – teoría y métodos - como una debilidad generalizada de la salud pública nacional, la cual no había logrado reponerse del corte abrupto en su desarrollo que significó el Golpe Militar de 1973. El Doctorado se planteó entonces como un motor para impulsar la generación de investigadores de excelencia en salud pública en el país.

Se planteó que la Salud Pública constituía un espacio singular para cultivar la transdisciplinariedad. Así, reconociendo sus raíces profundas en la medicina y las ciencias biomédicas, la salud pública ofrecía una interfase con las ciencias sociales y del comportamiento, particularmente la sociología, la antropología y la psicología social, así como con las ciencias económico-administrativas y el derecho.

Se configuraba así un interesante desafío al que la Universidad de Chile estaba en condiciones privilegiadas para afrontar, dado que: 1) se acumulaban ya 20 años de experiencia con los programas de Magíster en Salud Pública y en Bioestadística, los cuales mostraban una demanda creciente; 2) diversas unidades académicas de la universidad desarrollaban investigación de excelencia en áreas relacionadas con la Salud Pública: Bioética, Medicina Clínica, Ciencias Biomédicas, Ciencias Sociales, Nutrición, Medio Ambiente, Filosofía y Humanidades, Derecho, Políticas Públicas, Economía y Administración, entre otros; 3) la Escuela de Salud Pública tenía vínculos consolidados con universidades extranjeras de excelencia interesadas en participar en el desarrollo del Programa, destacándose el papel fundacional de las Escuelas de Salud Pública de Carolina del Norte (USA) y de la Fundación Instituto Oswaldo Cruz, FIOCRUZ (Rio de Janeiro, Brasil).

Se propuso entonces la creación de este Programa, sustentado en dos pilares estratégicos:  

La integración de distintas Facultades / Institutos de la Universidad de Chile mediante la formación de un núcleo transdisciplinario en torno a la Salud Pública.  

La consolidación de vínculos académicos con centros internacionales de reconocido prestigio, lo que permitiría fortalecer áreas, complementando las capacidades existentes en el núcleo nacional.

El 7 de Mayo de 2002, el Programa fue presentado y aprobado por el Consejo Superior de la Universidad de Chile y el 1 de Junio de ese mismo año, por Decreto Exento Nº 009756, se crea oficialmente y se aprueba el reglamento y plan de estudios respectivo. Se aprobaron además dos proyectos presentados al fondo competitivo MECESUP, lo que permitió poner a disposición de los estudiantes una infraestructura adecuada, optimizar su acceso a becas y estadías en centros internacionales y mantener una presencia permanente de investigadores de excelencia ligados al Programa. Menciones especiales merecen los Doctores Schrikant Bangdiwala y Gerardo Heiss de North Carolina, Jay Kaufman de McGill y Roland Schramm de FIOCRUZ, quienes además de realizar cursos específicos, han constituido un apoyo permanente a los estudiantes; orientado tesis e integrando comisiones revisoras, contribuyendo a instaurar un patrón de excelencia compatible con el más alto grado académico que otorga la Universidad.

A partir de esas bases fundacionales, la historia se escribe con sus protagonistas, las y los estudiantes. En los 22 años de trayectoria, el programa ha convocado a más de 350 postulantes de los cuales 120 han sido seleccionados mediante un proceso riguroso y exigente. Ochenta y siete de ellos son ahora las doctoras y doctores en salud pública graduados en el país, quienes están ocupando cargos académicos o en el servicio público.

Ello son apenas las primeras cosechas para un sueño de largo alcance. La salud pública nacional y global, enfrentada a problemas complejos enraizados en la organización social y política, requiere una vanguardia de salubristas que, provistos de sólidos principios éticos, conocimientos y técnicas, asuman un liderazgo científico que fundamente la generación e innovación de conocimiento y acción en la búsqueda del bienestar de la población. Las y los doctores de hoy y mañana están llamados a escribir el resto de esta historia.